Estar preparado para las visitas domiciliarias es la mejor línea de defensa.
Si su empresa ha sido blanco de un sindicato, debe esperar que los organizadores sindicales lo visiten en su hogar.
Si su objetivo es evitar que sus derechos caigan en manos de los jefes sindicales, aquí hay algunos consejos útiles para evitar convertirse en una víctima de visitas domiciliarias invasivas.
Su primera línea de defensa contra la posibilidad de que un organizador sindical toque a su puerta como no deseado es colocar un cartel de “No solicitación” en la puerta de su casa.
Para perchas de puerta puede descargar y usar go aquí.
Su segunda defensa contra un hogar sindical invasivo es no abrir su puerta.
Además, también debes instruir a los miembros de tu familia para que no abran la puerta a extraños.
Sorprendentemente (y un tanto alarmantemente), los organizadores sindicales visitan los hogares de los empleados mientras los empleados trabajan (especialmente para los empleados que no trabajan) y tratan de esperar con los miembros de la familia para que los empleados vuelvan a casa.
Sin embargo, si te han atraído para abrir tu puerta, tu tercera línea de defensa es no permitir que un extraño entre a tu casa.
Ahora, si los organizadores sindicales lograron convencerlo de que los dejara entrar a su casa, su última línea de defensa es una buena ofensa.
Hágales algunas preguntas difíciles. Por ejemplo:
Cuando estés en duda, haz que se vayan:
A los organizadores sindicales se les paga por manipularlo para que firme sus derechos en el sindicato a través de tarjetas de autorización sindical.
Antes de permitir que un extraño lo convenza de que le entregue sus derechos, formule algunas preguntas realmente difíciles.
Entonces, si tiene una sola duda, debe sacarlos de su casa pidiéndoles que se vayan.
Si se niegan, llama a la policía.
